En el post anterior (Consiguiendo resultados) presentábamos la herramienta WOOP, creada por Gabriele Oettingen basada en unir técnicas de Contraste Mental, con Intenciones de Implementación. En este nuevo post, continuaremos con el anterior y profundizaremos un poco más en esta simple pero tremendamente eficaz herramienta.
Insisto en que de tan simple que es, será automáticamente desdeñada por muchos, lo que, desde mi punto de vista es un gravísimo error, pues precisamente uno de los puntos fuertes de este método, es su sencillez.

IMAGINANDO UNICORNIOS
¿Alguna vez has jugado a imaginar el futuro? ¿Qué ha pasado cuando has vuelto a tu realidad actual? ¿Verdad que hay un diferencia entre el futuro y el presente? Pues si has hecho esto alguna vez, ya sabes lo que es el Contraste Mental. Y este es el primer paso de este método.
Para poner en marcha esto, en primer lugar pensaremos qué es lo que queremos conseguir, qué aspectos positivos tiene y qué es lo que valoramos de ese futuro. Y después daremos una vuelta explorando todas las dificultades y obstáculos con las que nos podemos encontrar y que se oponen a que consigamos ese futuro deseado.
Y para finalizar y para que esto funcione debemos ponernos manos a la obra y definir acciones que nos sirvan realmente. Esta es la parte las Intenciones de Implementación, que viene a ser eso de… “si quieres peces, mójate el culo”.
Fácil. Simple. Sencillo.
Solo falta un método. Vamos a verlo.
FUTURO
Vamos a intentar definir qué es lo que queremos conseguir, y qué pasará cuando lo hagamos.
Wish. Deseo.
Coge un papel. Déjate la tablet y el móvil. Un papel, de esos de toda la vida y escribe tu deseo, tu objetivo. Intenta que cumpla esas condiciones que hace que los objetivos sean realizables, es decir, que sea:
- Específico.- Intenta detallarlo lo mejor que puedas. Escribe lo más concretamente que puedas qué quieres conseguir. Comprarme ropa está bien, y si añades, comprarme dos pantalones vaqueros y una camiseta azul, está aún mejor.
- Medible.- Cuando sabras que lo has alcanzado. Cómo puedes medir el grado de consecución de tu objetivo. El objetivo debe estar orientado a resultados. Sabrás que tienes las camisetas y los pantalones, cuando los hayas pagado y los tengas en tu bolsa. Insisto, no te dejes llevar por la simplicidad de todo esto. Muchas veces, no conseguimos nuestros objetivos, porque no sabemos cuando están realmente acabados.
- Alcanzable.- Que sea realista, y que depende solamente de ti. Si una parte de tu objetivo depende de otra persona, probablemente, aquí tengamos una dificultad que analizaremos después. Siguiendo con el ejemplo de la ropa, si vas a comprarlos a una tienda, deberás ir en horario laboral, si los pides por Amazon… tienes 24 horas. En un caso o en otro, dependes de un tercero. No sería válido, decir… voy a comprarme dos pantalones y una camiseta el domingo a las 7 de la tarde en Zara, porque seguramente, Zara no abrirá solo para ti.
- Relevante.- Que realmente tenga importancia para ti o para tu trabajo, o tu empresa. Que “te ponga”, que sirva para algo. Si esos pantalones, no los necesitas, probablemente, pasarán meses, sin que te los compres. Ahora… si tienes que ponértelos ya, porque tienes una fiesta ibicenca que te apetece muchísimo ir, esta misma tarde los tendrás. ¿A que si?
- Temporal.- Cúando quieres conseguirlo. Cuándo vas a empezar y cuándo vas a acabar. Qué límite de tiempo le pones. Ya hemos dicho algo sobre esto.
- Positivo.- Que tenga una intención positiva. Comprarte unos pantalones, para que tu cuñada sienta envidia, por ejemplo… no sirve como deseo.
Vale, pues ahora que ya lo tienes, intenta resumirlo en una sola frase. Apuntadito en un papel.
Outcome. Resultado.
Coge otro papel, o el mismo por la otra cara y responde a las siguientes preguntas:
¿Qué sería lo mejor que podría suceder si cumplieras tu deseo?
¿Quién o quienes se beneficiarían de él?
¿Cómo te sentirías tú?
¿Cómo se sentiría tu entorno?
PRESENTE
Ahora que ya sabemos qué queremos y cuales serían sus efectos tanto positivos como negativos, en caso de conseguirlo, vamos a ver qué podemos hacer para alcanzarlo, vamos a analizar nuestra situación actual, nuestro entorno y las relaciones que se forman entre nosotros y lo que nos rodea. Contexto, contexto, contexto…
Obstacle. Obstáculos
De nuevo, por escrito, responde:
¿Qué te impide realizar tu deseo?
¿Quién se opone a ello?
¿Qué parte de ti te dificulta conseguirlo?
Describe tus comportamientos concretos que hacen que no puedas conseguir ese objetivo. Escríbelos… nadie tiene que verlo.
Piensa sinceramente, de todas estas dificultades, ¿cuál es la que consideras invencible? Márcala, si es que la hay. Si no la hay, estate preparado para cuando salgan las excusas.
Aquí es importante que diferencies lo que realmente es un obstáculo de lo que es una excusa. Mi truco para diferenciarlos es este: un obstáculo hace que piense como resolverlo, mientras que una excusa, me sirve para conectarme a Facebook (o Instagram).
Plan
Y ahora, viene la madre del cordero y el punto cumbre de todo esto.
Establece un plan para superar cada uno de los obstáculos que han ido surgiendo anteriormente. Pueden ser palabras, acciones, ayudas… lo que consideres. ¡Ojo! Las trampas al solitario, están bien, pero luego, no digas que el método no funciona. Sé responsable ante ti misma/o.
Identifica acciones concretas que puedas hacer para combatir cada dificultad y enfréntalas, como si de un combate se tratara:
Si OBSTÁCULO, entonces PLAN
ME ATASCO.
Normal, nos pasa a todos, sobre todo cuando estamos empezando con algo nuevo. Para evitar esto vamos a hacer unas comprobaciones a ver donde tenemos este atasco.
¿El deseo realmente es importante para ti? ¿Te pone?
¿Depende solo de ti o de alguien más?
¿El resultado, es bueno tanto para ti como para tu entorno? ¿Tiene intencionalidad positiva?
¿Has evaluado bien todo lo que puede pasar si lo consigues?
¿Las dificultades son reales, o son excusas? Sé sincero.
¿El plan está pensado y meditado o es un para-salir-del-paso?
Medita bien todas las respuestas. Nadie más que tú, te va a pedir explicaciones. Y, si no te las estás dando, probablemente, es que la respuesta a la primera pregunta de este apartado, sea que “no”, con lo cual, difícilmente vas a querer conseguir ese objetivo.
Y sí, he elegido el verbo querer a propósito, porque aunque en el otro post hablaba de que las intenciones positivas por si solo no sirven de mucho, cuando la intención es no hacer algo, no te preocupes, que no vas a tener que esforzarte mucho, para conseguirlo.
Pruébalo, a ver qué pasa. Intenta empezar con pequeñas cosas, y conforme vayas automatizándolo, atrévete con deseos y objetivos más grandes y de mayor plazo, y me vas contando qué tal.
Besos a puñaos.